martes, 16 de mayo de 2017

Dawn of Dreams


Este artículo ha sido escrito por Matchet, por lo que quisiera darle mi agradecimiento por su esfuerzo y dedicación realizado. Gracias por colaborar con este blog.


De la inmensa biblioteca que conforma el catálogo de la prolífica PlayStation 2, hay algunos que han brillado con la luz de la excelencia. Son los llamados a convertirse en obras de culto imperecederas. No fue el caso de Onimusha 4, o al menos no de cara al público general. Y sin embargo el título ofrece una calidad mas que suficiente para haber sido tratado como tal. Por su ambientación japonesa, sería mas o menos acertado decirse que estuvimos ante el "Devil May Cry 3 oriental".

NOTAS DE CONSIDERACIÓN PREVIA

Antes de entrar en el análisis propiamente dicho, dedicaré unas pocas palabras a hablar de dos factores que condicionan enormemente el análisis de obras consideradas "antiguas":
En primer lugar el Factor Nostalgia, que beberá de nuestros recuerdos mas añorados para edulcorar al alza la valoración. Y en segundo lugar el "Factor Tiempo", por el cual todos los juegos de antaño son a menudo peores en la mayoría de aspectos; comparados injustamente con las obras de la actualidad que cuentan sin embargo con herramientas y tecnologías que no existían entonces.

Es por ello especialmente importante que, a la hora de analizar un título antiguo, sepamos detectar la influencia de dichos factores en nuestra valoración y sepamos compensarlos adecuadamente. Dicho esto, arrancamos con lo que nos trajo aquí.

FICCIÓN HISTÓRICA. HABLEMOS DEL ARGUMENTO

Tus primeros pasos están llenos de cinemáticas largas y espectaculares, como si encarnaras a un semidiós que toma parte en un corto de acción. Esta toma de contacto da a entender que manejas a alguien fuera de lo común. El típico argumento del héroe rebelde que viene a salvar el mundo del tirano en que se ha convertido su ex jefe: Oda Nobunaga. Y es que Onimusha juega con el folklore japonés y la historia real para forjar un argumento principal simple pero efectivo (que de hecho se repite también en todos tus acompañantes): estás aquí para vengarte del daño que ha causado tu némesis a tu mundo.

No obstante, mentiría si dijese que le falta trama. A lo largo del recorrido irás conociendo a personajes que se te unirán y abandonarán por diferentes motivos. Hay traiciones, hay misterio y hay acciones ocultas del pasado que afectan a lo que te ocurre y que irás comprendiendo mas adelante. Y si queremos profundizar en la personalidad  y pasado de nuestros compañeros (o de lo acaecido en el mundo), se nos da la opción de hacerlo mediante documentos que encontremos y conversaciones que entablemos en el campamento (un punto de descanso entre escenarios).

JUGABILIDAD

Como juego de acción con toques de RPG que es Onimusha, se nos podría venir a la mente la reciente saga de Dark Souls. Es sin embargo un error querer compararlo con el afamado título de From Software. Por la época en la que fue concebido, la moda de aquel entonces era encarnar héroes cuasi inmortales y repartir leña a todos los enemigos que osen cruzársete en tu camino. Y así es Onimusha: Dawn of Dreams.

La dificultad de los escenarios viene dada por la composición de los grupos de enemigos. Para disfrute del jugador, existe una variedad suficientemente elevada de ellos que irán apareciendo por primera vez a lo largo de todo el juego y que pondrán nuestra supervivencia en jaque si no somos suficientemente cautelosos y aprendemos a contrarrestar su modus operandi. Completan la duración la posibilidad de revisitar escenarios (lo que nos permitirá obtener objetos previamente inalcanzables) e incluso de repetir desafíos contrarreloj. La guinda del pastel la pone un modo arena (totalmente opcional) que nos enfrenta a escuadrones bien complementados que nos harán sudar tanto o más que los jefes mas duros.

Otro aspecto crucial en los títulos del género es la vistosidad y la recompensa por actuar correctamente. Ambos concurren en las cadenas críticas: si tu personaje logra bloquear en el último segundo o conecta un ataque a un enemigo en la fracción de segundo anterior a que éste te vaya a alcanzar, el tiempo se detiene, la luz de los alrededores se atenúa y tu personaje atraviesa a su desventurado rival al mas puro e iconizado duelo de katanas japonés. No es algo que podamos hacer constantemente por la dificultad y el peligro que entraña forzar una situación de cadena crítica, pero cuando lo conseguimos nos sentimos recompensados por el esfuerzo, ya que a menudo acaba con el rival de un golpe.

También hay que destacar la vistosidad de las "magias", que dependen del arma que llevemos y que pueden desde causar una descarga que detenga a nuestro atacante en seco hasta un enorme ciclón que acabará con todos los enemigos cercanos. Podemos hasta partir las flechas por la mitad con nuestras armas si contamos con suficiente fortuna o habilidad.

Por otro lado, un título tan largo como es Dawn of Dreams (al menos largo en comparación con la duración de otros títulos de su género y época) necesita de una variedad suficiente en el repertorio de combate del jugador, o la repetitividad llamará a tu puerta a las pocas horas de partida. Este aspecto se aborda satisfactoriamente con la posibilidad de intercambiar el control del personaje principal con alguno de los otros cuatro compañeros que iremos conociendo a medida que avanza el juego. Cada uno porta un tipo de arma distinta con sus distintos movimientos de combate que iremos desbloqueando a medida que subimos de nivel. Y además, el arma de cada uno es reemplazable, alterando principalmente la velocidad de ataque de nuestro personaje. Ello crea elecciones interesantes para el jugador: ¿Me arriesgo a exponerme más al rival empleando esta arma lenta pero poderosa?¿Me rentaría más para mi estilo basado en magia, equipar esta arma dedicada a potenciarla?. Los accesorios que encontremos, creemos o compremos complementarán nuestra estrategia.

Por último, y punto clave como bien se ha mencionado anteriormente, es la enorme cantidad de desafíos contrarreloj y de jefes finales a los que nos debemos enfrentar por los 25 escenarios que conforman la campaña; y joya de la corona de la saga. Así pues puede que se nos pida abatir una cantidad determinada de enemigos en un tiempo límite, o encontrar la manera de derrotar a un objetivo que se escuda detrás de sus ilimitados siervos, obteniendo recompensas según nuestro rendimiento. Cuando se trata de jefes, en Onimusha es de aplaudir la gran cantidad de puzzles de combate que los diferencian entre sí. Atacar con todo no suele ser prudente ni efectivo. Tal vez a este jefe que tanto le gusta bloquear y contraatacarte se le quiebre su hoja mágica si le golpeamos de manera constante y correcta. Tal vez debamos acabar rápidamente con los esbirros que suelta este otro jefe para poder golpearlo sin miedo a ser trinchado por detrás. O tal vez debamos esquivar los envites de este jefe y luego buscarle la espalda en su momento de fatiga para atravesar su coraza. Son solo tres ejemplos de mas de una veintena de desafíos que pondrán a prueba tu habilidad para adaptarte a situaciones con rapidez.

Quizás el punto mas débil de la jugabilidad venga dado en la abundancia de objetos de recuperación y la posibilidad de abrir el menú y aplicarlos en mitad de un combate sin penalización alguna. Si vivimos de lo que nos va reponiendo la tienda tras cada capítulo, hablamos de aproximadamente cuadruplicar la barra de salud y maná de nuestro personaje, pero si no las empleamos podemos hasta triplicar esas cantidades (es decir, contamos con unas 12 barras de vida virtuales para afrontar la peor de las situaciones). Personalmente no he necesitado mas de 3 pociones por combate, y eso solo contra los jefes mas largos o difíciles. El único motivo que pudiera explicar la existencia de esa gran cantidad de objetos es el de asegurar el éxito en el escenario final donde te enfrentas a media decena escenarios con jefes finales seguidos.

BANDA SONORA

Quizá el punto mas fácil de denostar en el título de Capcom es la melodía que nos acompaña durante nuestro recorrido por la ínsula japonesa. No por la calidad de sus composiciones, si no mas bien por la poca variedad que ofrece para la duración que tiene, lo que repercutirá en una sensación de repetitividad sonora al cabo de unas horas de partida. Por lo general, para las escasas composiciones de combate estándar, podría acusarse incluso de haber ido a la biblioteca común de la compañía y haber sacado un par de piezas genéricas de combate para meterlas con cuestionable acierto en el juego. Pero para la otra media decena de canciones especiales que podemos disfrutar solo en los puntos clave de la historia, nos encontramos ante composiciones capaces de soltarnos el pie o de motivarnos frente a lo que se nos viene encima. Aunque el estilo varía, todas comparten el uso de instrumentos tradicionales japoneses que le dan un toque oriental acorde con el juego e incluso con el personaje que estamos encarnando.

CONCLUSIÓN

Me atrevería a considerar a Onimisha: Dawn of Dreams como uno de los grandes del género en su época. Buena diversidad, una dificultad adecuada, una historia aceptable para las exigencias de un juego más de acción que de rol, una duración más que sobresaliente, una estética japonesa que siempre atrae, una banda sonora espectacular en sus momentos importantes, y una tremenda tristeza de que Capcom haya decidido mandar la saga al congelador (habías pistas en el diálogo que sugerían un próximo y atípico Onimusha en pleno apogeo de la inquisición española y su armada invencible).
En resumen, un juego más que recomendable, que puede mirar a grandes de su época como Devil May Cry 3 a la cara. Si tienes la posibilidad de adquirirlo o emularlo, puedo aseguraros de que merecerá la pena.

PUNTUACIÓN
3,0 de 4,0 - Historia
3,5 de 4,0 - Jugabilidad
1,5 de 2,0 - Ambientación

8,0 de 10 - TOTAL

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